Soy una persona sumamente bendecida. He experimentado pérdidas, pero en el balance de mi vida, las bendiciones las superan por mucho. Y estoy segura que si cada una de nosotros enfoca un poco el lente por el cual ve su vida, seguramente coincidirá conmigo. Tan sencillo como que en este momento tu y yo podemos respirar por nuestra cuenta, inhalar y exhalar, el precioso oxígeno que gratuitamente la vida nos ofrece. ¡Somos afortunados!
Durante mis estudios de primaria y secundaria, en mi desarrollo como persona, frecuentemente me comparaba con otras personas, y no siempre me iba bien en la comparación. Nunca cuestione si la “medida” o el estándar contra el cuál me comparaba, era el adecuado. Pero en fin, era la medida que conocía.
Tuve la maravillosa oportunidad de ingresar a la Preparatoria Eugenio Garza Sada del Tecnológico de Monterrey, y un mundo de posibilidades se abrió ante mis ojos. Me di cuenta de mis capacidades y de pronto, pude establecer mis propias medidas. Porque la verdadera comparación es con uno mismo. Ser hoy mejor que ayer. Ser mejor para dar más, para servir más, para amar más.
Continúe mi carrera profesional en el Tecnológico de Monterrey. Elegí estudiar Contador Público por tres motivos; 1) mi papá Romeo Farías Flores (+) había sido Contador Privado, egresado del Tecnológico de Monterrey, 2) mi hermana Claudia Farías, estaba por terminar la carrera de Contador Público y tenía espléndidas oportunidades de desarrollo y 3) entre al Tec becada y con crédito educativo para mis estudios profesionales, así que mi mamá me dijo “hijita, estudia una carrera en la que tengas trabajo”.
Profesores brillantes y amistades maravillosas, junto con mi familia, me acompañaron en mis estudios. Mi mamá me enseñó a vivir de forma práctica nuestra fé católica. me acostumbre a encomendar a Dios mis estudios, pedir ayuda al Espíritu Santo para los exámenes, encomendarse a la Virgen María, pedir a San José un buen esposo, en fin vivir la vida “De Colores”, pues mi mamá, mi papá y mi Tía, habían tenido la experiencia del movimiento de Cursillos de Cristiandad.
Al terminar mis estudios profesionales, continúe mis estudios de posgrado, y encontré mi vocación en la vida académica, en combinación con la práctica profesional de mi carrera. Seguí estudiando, pues me gusta muchísimo aprender, y transferir el conocimiento. El conocimiento es como el amor, entre más entregas, más tienes.
Me enamoré y sigo enamorada, formamos una familia, y nuestra vida seguía. Me di cuenta que mi mente es “liberal” y mi corazón “conservador”; para evitar vivir en continua “guerra civil”, era importante buscar el balance, el equilibrio, la armonía, entre desarrollo profesional y vida en el hogar, entre buscar un Doctorado y ser esposa y madre, entre querer volar y echar raíces.
Inicio mi búsqueda, y encontré un libro que me marcó “El encanto de la vida simple”, de Sarah Ban Breathnach (que por cierto este 2020 acaba de cumplir 25 años, y hay una nueva edición, ¡simplemente maravilloso!) Partiendo de allí, encontré más libros y autores que hablaban sobre la importancia del balance, del equilibrio, de la organización. Y la idea de “Organizarte” vio la luz.
En algún momento escuche que el orden es la primera ley del cielo, y que Dios es organizado en todo, ¡claro! por supuesto… las cuatro estaciones, el sistema solar, los diferentes ecosistemas… y ese orden, esa armonía, podemos vivirlo también en nuestras vidas, en nuestra casa, en nuestro trabajo… esta en mi, está en tí, contribuir un poquito a poner orden en el caos del mundo…” más vale encender una vela, que maldecir la oscuridad”
Así que vamos a encender una luz, vamos a poner orden, vamos a organizarnos. Pon un pedacito de cielo en tu vida.
Gaby Farías
Organizarte
Personas y Negocios
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