Después de dos semanas de vacaciones, esta semana regrese al trabajo, a retomar de nuevo mis actividades. El domigo pasado, me sentía como cuando era niña y no quería ir a la escuela al día siguiente. Disfrute tanto mis días de vacaciones, los paseos, las reuniones con la familia, el tiempo para mi, sin horarios ni juntas, que me costaba mucho retomar. Le pedí a Dios que me iluminará y que me acompañara al trabajo toda la semana.

Demore lunes y martes para volver a tomar el ritmo, ya para el miércoles me sentí mejor y cerramos bien el viernes. Observo que me cuesta un poco más concentrarme, enfocarme, volver a la disciplina. Lo entiendo, y soy comprensiva y compasiva conmigo misma, «Vamos Gaby un paso a la vez, una tarea a la vez», «Adelante Gaby, vamos» Quiero compartirte algunas acciones que estoy realizando para sentirme mejor al retomar las actvidades;

  1. Inicia el día dedicando al menos 10 minutos para orar, meditar, escribir tus afirmaciones. Puedes elegir una afirmación para la dimensión personal, realización, relaciones o espiritualidad, depende de la dimensión en la que estes trabajando.
  2. Define en tu agenda las tres prioridades del día, las tareas que son más importantes para realizar. Enfoca tu atención a realizarlas.
  3. Toma nota, registra en tu agenda si llegan otras acciones, peticiones. No pierdas de vista tus prioridades, aunque tengas que atender otros requerimientos.
  4. Durante todo el día cuida tu atención, separa espacios en tu agenda para atender redes sociales, llamadas, responder correos. No tengas abiertas las notificaciones. El costo de la distracción es muy alto para tu bienestar mental.
  5. Cierra la computadora y el celular al menos dos horas antes de ir a descansar. Antes de ir a dormir reserva un tiempo para orar, meditar y agradecer por el día. Descansa.

Retoma el ritmo de las actividades y procura incluir en tu día al menos una actividad agradable, de esparcimiento para ti. Un poco de «espiritú de vacaciones» en tu día. Así será más fácil entrar de nuevo en la rutina de lo cotidiano.

Un abrazo

Gaby Farías