El desorden en nuestra casa refleja el desorden en nuestra mente. El desorden dificulta nuestra concentración, crea tensión, frustración e impotencia, afecta nuestra actitud y las relaciones con quien nos rodea. Además a la larga, consume más tiempo pasar por el desorden para alcanzar un objeto, que el tiempo que se requiere poner las cosas en orden.

Para poner fin al desorden:

  1. Asignar un lugar específico a cada cosa
  2. Regalar o tirar los artículos que ya no se utilizan
  3. Invertir en elementos de organización (cajas, archiveros, cómodas, etc)
  4. Asignar en forma regular tiempo para recoger la casa
  5. No postergar el orden
  6. Educar en la disciplina del orden a nuestra familia