El desorden en nuestra casa refleja el desorden en nuestra mente. El desorden dificulta nuestra concentración, crea tensión, frustración e impotencia, afecta nuestra actitud y las relaciones con quien nos rodea. Además a la larga, consume más tiempo pasar por el desorden para alcanzar un objeto, que el tiempo que se requiere poner las cosas en orden.
Para poner fin al desorden:
- Asignar un lugar específico a cada cosa
- Regalar o tirar los artículos que ya no se utilizan
- Invertir en elementos de organización (cajas, archiveros, cómodas, etc)
- Asignar en forma regular tiempo para recoger la casa
- No postergar el orden
- Educar en la disciplina del orden a nuestra familia
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