Frecuentemente las personas me dicen “yo no soy organizada”,  “no soy estructurada”, “soy espontánea”, “vivo al día”.  Y puede ser que la creencia de que no somos organizados nos limite para realizar cambios. Sin embargo, me parece que todos simpatizamos con la idea de una vida organizada, aunque no seamos en lo individual un modelo de orden y estructura.  Pero todos queremos sentirnos en paz y tranquilos. El orden es la primera ley del cielo,  los maestros siempre nos recuerdan la importancia de las rutinas en el proceso formativo de los niños, y en las empresas de forma continua se diseñan e implementan procesos y guías para estandarizar actividades, facilitar la toma de decisiones e impulsar acciones de mejora. 

Recordemos que el cambio debe ser del interior al exterior, el cambio empieza por mí y se manifiesta en mi vida. Ahora nuestra meta no es solamente ser organizados, sino vivir una vida organizada. No es una meta individual y aislada, sino una meta integral y colectiva, que impacta a nuestros seres queridos y a nuestros diferentes ambientes.

Mi intención de invitarte a una vida organizada, es  que tu vida sea un signo de más en el mundo, sea una vida positiva, que agregue valor, y que multiplique el bien para los demás. Y está signo de más, tiene cuatro cuadrantes, que representan las dimensiones de una vida positivamente organizada. Estas dimensiones son las siguientes; espiritualidad, persona, relaciones y realización.
Te invito a descubrir y a aplicar, cómo podemos integrar habilidades y herramientas, para dar sentido a cada una de estas dimensiones, y construir nuestra vida organizada.